jueves, 9 de agosto de 2012

Conciertos de Viena (21): El Arte de la Dirección Musical

Riccardo Muti es, junto con Rafael Frübeck, uno de mis Directores de Orquesta favoritos. De entre los vivos. Los dos han recibido -en 2010 2012 respectivamente- el premio al "mejor Director del año", que otorga la revista "Musical America". Lo han recogido en los Estados Unidos, en el Carnegie Hall.
Hace ya meses que "cayó" en mis manos el discurso de agradecimiento de Ricardo Mutti.  Ya lo conocéis, sin duda. Desde entonces, cada vez que escucho sus palabras de agradecimiento, me río con ganas. Y pienso en tantas personas que tiene  que dirigir algo en este mundo. En cualquier persona que se empeña con ilusión y naturalidad en que los demás den los mejor de sí mismos.
Os dejo con sus palabras, a modo de "clausura" de estos "Conciertos de Viena", que hoy llegan a su final.


miércoles, 8 de agosto de 2012

Conciertos de Viena (20): la Sinfonía de la vida misma en...

"El Concierto" es una película trágica y cómica a la vez. Rezuma humanidad y sentido del humor por los cuatro costados. Es también una película desesperante. Parece que, por más esfuerzos que se hagan, nada va a salir bien. Y que, a fin de cuentas, cada uno va a lo suyo porque todos parecen haber perdido las esperanzas y las ilusiones más grandes de su existencia. Se va viendo que quizá haya sido la vida misma la que los ha hecho añicos, con sus aciertos y desaciertos, con sus injusticias y sus momentos dramáticos. Mucha gente derrotada y humillada que logra reunirse en un intento imparable de liberarse de los escombros que casi los sepultan y de redimirse ante los ojos del mundo. Eran muy buenos músicos y han quedado reducidos a... nada. Todo empieza mal y camina hacia la destrucción.
Pero hay una historia sublime, que nunca se hace explícita pero que todos conocen. Y cuando todo parece perdido, un solo nombre -Lea- hace que todos se vuelvan a reunir y pueda ser posible el objetivo: el concierto que han ido a dar a ParísLa única dificultad es que no han ensayado. Nada. La actuación no puede empezar peor: un auténtico amasijo de instrumentos desafinados, muy desafinados. Y sin remedio posible. Como tantas veces en nuestras vidas, estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos. Desafinamos con facilidad. Parece que nadie fuera capaz de tomar las riendas para llenar la vida de armonía.
Pero de pronto surge una chispa, un rayo de luz, una persona que consigue arrastrarnos -casi sin esfuerzo- a dar lo mejor de nosotros mismos, porque su vida resuena en lo más hondo de nuestro ser. No hablo de experiencias aisladas, sino de realidades habituales, de momentos que todos hemos vivido y que hacen de nuestras vidas una auténtica obra maestra. Sin duda, hace falta un buen Director de Orquesta. Ojalá que acertemos siempre y sea el mejor. Pero hace falta también alguien que dé el tono, que no le importe hacer un solo magistral en medio de tanto barullo. Que que se arriesgue a todo, a dar lo mejor de sí, sin saber si eso va a lograr algo más que hacer un profundo ridículo. Entonces, el Director de Orquesta triunfa (en la próxima entrada, una pista).
Se descubre entonces, siempre, que esa actitud afina nuestras vidas y nos hace capaces de dar las notas más sublimes, casi por encima de las posibilidades del instrumento. Y es así: es la música de la persona que resuena en las cuerdas del violín y en las vidas de quienes escuchan. hasta transfigurarlas. Descubrimos que somos mejores.
Eso es lo que consigue Anne-Marie con su violín. Trasforma toda la orquesta y a cada uno de sus componentes. Y hace posible que el Director de la Orquesta muestre toda su genialidad. Os dejo la escena final de la película. Desvela algo de la trama, pero igual os compensa a quienes no la habéis visto. Me parece que es de las pocas veces que saber el final impulsa a verla entera. (Al pinchar el video, quiza os remita a Yuotube: pinchar de nuevo, que merece la pena).

sábado, 28 de julio de 2012

Conciertos de Viena (19): la "Música Gregoriana" y Heiligenkreuz

Wienn - Vienne, 28 de julio de 2012


Catedral de St. Pölkten



Último día. St. Polkten (capital de la baja Austria) y Stift Heiligenkreuz han sido los últimos lugares que he contemplado.  Heiligenkreuz  es un monasterio cistercienciense dedicado a la Santa Cruz. La vuelta a Viena, todo por carreteras secundarias. Bosques y bosques y más bosques. A veces parecía intuirse el Danubio. Dos veces lo cruzamos. Y el tom-tom rehaciendo continuamente la ruta, porque no le hacíamos caso cada vez que quería llevarnos por la autopista.

El verano pasado tuve un encuentro entrañable en Granada "agua oculta que llora" con un personaje de estas tierras. Pateamos el Albayzín y la Alhambra sin prisas, sin ninguna prisa. Hablamos de casi todo. Excelente conversador, ya me gustaría a mí. Al final: "Si alguna vez vienes por Austria..." Como he venido, hemos comido juntos. Menos mal que habla castellano, porque mi alemán no existe. 
En la despedida, el consejo: ver la Catedral de St. Polkten y el citado Monasterio (hay 8 en la zona). Hay muchos monjes. Se les ve. Y queda constancia por todos lados de la visita que hizo al lugar Benedicto XVI en su viaje a Austria. En la iglesia -románico tardío comentaban al lado- el Papa cantó con los monjes las oraciones de la "Liturgia de las Horas". En Gregoriano. Una música que nos llega desde la Edad Media (siglo VII) y se llama así por el Papa que la impulsó, San Gregorio Magno. La "pusieron de moda" no hace muchos años los monjes de Silos, grabando dos volúmenes con 2 CD cada uno (vendieron centenares de miles de ejemplares).


Los monjes de Heiligenkreuz han grabado otro. La música gregoriana surge como alabanza a Dios, pero entre esos cientos de miles de compradores, muchos declaraban que les daba paz, mucha paz, aunque no eran creyentes.
En el dominical de El País, le hacían una entrevista hace dos años al monje encargado de la página web del Monasterio. Entre otras cosas, decía:

“Nos gustaría que nuestra música curara a la gente, que lleve riqueza al Alma de las personas, que en la sociedad actual está vacía en muchos casos”
“Dios nos habla cada día, pero no todos estamos dispuestos a escucharle. Una forma de aproximarse a él es a través de la música”
 “La música está destinada a regresar una y otra vez a sus raíces. Y el canto gregoriano es, en cierto modo, la raíz de la música europea. No puede ser una moda”

Este vídeo que ha colgado en la web del Monasterio, en youtube, ha recibido más de 800.000 visitas en cuatro años. Por si lo queréis escuchar. Es la última música que he escuchado en Austria.




viernes, 27 de julio de 2012

Conciertos de Viena (18): Schönbrunn y El Danubio Azul"

Wienn - Vienne, 27 de julio de 2012

En Schönbrunn todo es majestuoso y el agua baila a ritmo de vals. Un poco más y me quedo sin verlo. Apenas queda un día. Todo el mundo ha estado. Me voy solo y tranquilo. Con tiempo limitado, opté por los jardines. La gente paseaba. Si hubieran vestido como en la época de la Emperatriz María Teresa, habría sido la viva imagen de la corte, invitada a pasar una tarde.
No todos los jardines. Solo la parte central. Un jardín francés hasta la fuente que baila rítmica y se goza en que la fotografíen, llena de vanidad con fundamento. Césped bien cuidado tras la fuente y hasta la glorieta, en lo alto, a casi 20 minutos de la salida a los jardines desde las estancias palaciegas. Y con un desnivel que llegaba a colocarme por encima -visualmente, al menos- de las torres de Viena, erguidas al fondo.
La fuente atrae irresistiblemente las miradas y provoca un afán desmedido de hacerle fotos. Fui comedido y solo hice 70 (aunque parece mucho, garantizo mi sobriedad fotográfica). Mientras escuchaba "El Danubio Azul".
El agua cae acompasada y rítmica, un poco a su aire, reflejando la luz y dibujando formas naturales difíciles de conseguir por el ingenio humano. Todas de colores cambiantes, sonoros y entrelazados. Y por detrás, una verja que protege el "ojo" que mira hacia los palacios, dejando caer lágrimas por tenerlos tan lejos. Lágrimas que, al fotografiar los edificios desde esa mirada, los vela con el color de la pena.
Menos mal que he venido, aunque hayan sido poco más de dos horas y media. También se reza bien aquí. Y se redescubre la dimensión real de muchas cosas cuando el silencio es la respuesta que comenta la belleza del lugar. Contempladlo vosotros mismos. Esta vez dejo alguna foto más.


Conciertos de Viena (17): Música y pintura [Beethoven-Klimt]

Wienn - Vienne, 27 de julio de 2012

Aquí está lo prometido. Os dejo primero la música, con subtítulos en castellano.  Después,  las fotos que he conseguido (no se podían hacer in situ). Algo se me escapa, a pesar de la fuerza que tiene. Dirige la orquesta Claudio Abado.




Pared del fondo
Pared lateral derecha-parte 1
Pared lateral derecha-parte 2







Pared lateral izquierda

jueves, 26 de julio de 2012

Conciertos de Viena (16): "La 9ª Sinfonía de Beethoven (Himno a la Alegría)" [y Klimt]

Wienn - Vienne, 26 de julio de 2012

La meta era llegar al Museo del Tesoro, en el Hofburg. Un encuentro inesperado y... acabé visitando el "Beethovenfrizze" de Gustav Klimt, en el edificio Secession. Sorprendente. Tiene fuerza. También es... "extraño". Afirman que lo pintó pensando en la 9ª Sinfonía de Beerhoven. Más en concreto en el coro final, el Himno a la Alegría cuya letra compuso Schiller.
Desde la Antológica del Belvedere estos días atrás, no me había planteado volver a su pintura. Ha sido inesperado. Es brillante, pero no puedo evitar la impresión -provisional- de que está atrapado por la corriente de rebeldía artística en la que se sumerge. Como si creara un espacio donde no debería haber coordenadas y, sin embargo, parece encerrado en ese espacio, como si salirse de él fuera un crimen.
Sorprende siempre, pero no siempre transfigura la realidad descubriendo la belleza del lado menos amable. Más bien parece desfigurarla. Como si tuviera momentos de luz y momentos de tiniebla y se quedara con esta. Y parecen sugerirse los miedos y las ¿obsesiones?. Es la impresión que me deja, que me perdonen los expertos. Es un lugar común afirmar que su cuadro quizá más conocido -The Kiss, El Beso- transformó la Viena de su época. Quizá. Es magnífico, sin duda. De otra parte, sus paisajes son realmente atrayentes, llenos de fuerza y de luz. Pero siempre plasma el mal con cara y cuerpo de mujer, y eso resulta... inesperado, chocante y hasta definitorio, me parece. También lo hace con el bien, pero menos y compartiendo ese protagonismo con muchos varones. Y siempre con un tono de fatalidad.
Es una visión parcial. Es un vistazo de un profano. Pero es un dato. Mientras contemplaba el Beethovenfrizze escuchaba el Coro de la 9ª sinfonía, el Himno a la alegría. No siempre "cuadraba" música y pintura. Y en la percepción personal, no tendrían por que"cuadrar" siempre así. Lamento no ser artista. Por supuesto, no pretendo emitir un juicio sobre Gustav Klimt y su arte, que no domino. Tan sólo decir aquí lo que le hubiera dicho y preguntado a él en caso de habernos conocido. No consigo "hacerme" con la pared del fondo.
Para comprobarlo -pintura y música- os dejo la siguiente entrada. 

martes, 24 de julio de 2012

Conciertos de Viena (14): una "Sinfonía Improvisada"

Wienn - Vienne, 24 de julio de 2012

Los lunes no abren los Museos en casi ningún lugar del mundo. Cualquiera lo sabe. Tampoco en Viena. Pero resulta que hay otros, muy pocos, que no abren los martes. En concreto, los que hoy pensaba visitar. Lo malo es que había convencido a otro para que me acompañara. Ha reaccionado con deportividad. Así que hemos dejado de lado el Museo del Tesoro y el Museo de los Efesios y simplemente hemos a "golpe de mirada" (o sea, "¡mira aquello!: ¿qué será?") y sin prisas.

Casi logramos descubrir los nombres y el oficio de los personajes de la "peana" en la escultura de María Teresa, en la plaza de los Museos. Inútil. Los he fotografiado, a la espera de encontrar sabios. Luego hemos pasado al Hofburg, esta vez a pasear por los jardines, saludar a una familia de patos que estaba tomando el sol y descubrir que la inmensa rosaleda a la que me referí el otro día de pasada está muy personalizada: cada rosa tiene su nombre. Hice una foto a la más cercana: Sophia Loren. Cuando nos íbamos descubrí a Catherine Deneuve y otros cuantos personajes conocidos. Pero "una rosa es una rosa" (¿os suena la canción?). Al contrario que las personas, no pueden ser más que eso: una rosa, y nada más. No tienen ninguna capacidad de cambio. No pueden decidir dejar de ser rosas ni realizar otra "tarea".
 Luego, vistas al Ayuntamiento (de lejos) y al Teatro (de cerca), en cuya fachada están todos los grandes dramaturgos en bajorrelive. "Egoismus" y "Heroismus" en el lateral. El primero sobresale aplastando. El segundo crece haciendo crecer a los demás a su costa.
Es la vida misma, donde el fuerte se caracteriza porque protege siempre al débil. El prepotente, en cambio, lo machaca.
Finalmente, nos acercamos al Ayuntamiento y a la iglesia Votiva (así se llama), que mandó construir el Emperador Francisco José I tras el atentado del que salió ileso. Neogótica y policromada al 100%. Con una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe en recuerdo de su hermano, el que fuera Maximiliano I, Emperador de Mexico. No me lo esperaba. Ahora está todo el edificio en restauración, tanto la fachada como el interior. Lo patrocina Samsung, según anuncia un inmenso cartel que cubre casi del todo la fachada.

domingo, 22 de julio de 2012

Conciertos de Viena (13): La "Música acuática" de Haëndel


Wienn - Vienne, 22 de julio de 2012

Entrando por el fondo, se divisa a lo lejos el Palacio y atrae la mirada una primera fuente, que parece sostenida por unos atlantes. Y a ambos lados, sendas escalinatas donde te saludan los meses del año mientras subes. Julio es simpático. Tiempo de siega. Recuerda que cada cual recoge lo que ha sembrado y ha cultivado.
Tras un recorrido por los jardines, aparece la segunda fuente, irresistible, bailando con el aire y con el entrelazamiento de los surtidores. Según de donde se mire, me recuerda el modo de bailar la Música Acuática de Händel. Aunque en otros momentos del jardín, al ver entrar lo que parecía un personaje seguido de su séquito, cuadraba más escuchar The Arrival of Queen of Sheba:



De todas formas, era la Música Acuática del compositor alemán, posteriormente nacionalizado inglés, la que sonaba sonaba entre las fuentes de los jardines del Belvedere ese día. Puede que fuera también la música de baile en los salones del palacio, hoy Museo. Un buen lugar de descanso. En todo caso, así parece bailar el agua, dando el "tono" de los jardines. El chorro de algunas de las fuentes es más alto que la torre de la Catedral. Se ve en la fotos. Es cuestión de perspectiva, como casi todo en la vida. Y la perspectiva nos empequeñece o nos engrandece. Ambas cosas son el pan nuestro de cada día. Pero solo nos hace crecer lo que nos engrandece, porque no oculta lo defectuoso: lo asume y lo restaura. Harina de otro costal es que nos magnifique, porque entonces ya no somos nosotros, sino una caricatura.
No quiero alargarme más. Hoy, fotografías.




 


sábado, 21 de julio de 2012

Conciertos de Viena (12): La música de los países del Este

Wienn – Vienne, 21 de julio de 2012

Edificio de ZARA, frente a la Catedral de Viena


Música y "música". Un encuentro inesperado y, para mí, inolvidable. Un periodista que vive en Viena desde los años 50 y que ha cubierto la información de todos los países del llamado "Telón de Acero" hasta 1989, en que cayó el muro, y años después. Tenía casa-oficina en Varsovia y en Moscú. Cosas del trabajo. De su amor al trabajo.

Nos dimos un paseo por Viena, mientras iba hablado y respondiendo a las preguntas que surgían. Tiene una energía envidiable para la edad que dice tener. Y conoce muchas historias. También de como era vigilado en sus tareas en los países del este de Europa. Y tantos personajes como conoció, que hoy forman parte de la historia. La música de la vida profesional. Toda una sinfonía de amor al trabajo, audacia e ingenio. Y un ingrediente habitual: "saber estar" en cada momento y tratar bien a todo el mundo. Una lección que no tiene precio. La vida profesional que enriquece a los demás y nos hace crecer a nosotros. De paso que nos lleva por caminos inexplorados y abre nuevas sendas a recorrer.


Hotel donde se alojó San Josemaría Escrivá
Pero además tenía interés en hacerme cargo de la Viena que el fundador de la Universidad de Navarra se encontró en su primer viaje, terminada la II Guerra Mundial, con los rusos todavía en la ciudad. Una cosa es leer un relato, o escucharlo, y otra la visión directa de los lugares y el conocimiento del contexto histórico y cultural proporcionado por alguien que lo domina. Y patear los lugares sabiendo qué había entonces en cada sitio. Interesante. Como todas las cosas que nos resultan entrañables y ¡por fin! logramos ver en directo.
Quizá por eso me dan envidia las personas que han ido a Tierra Santa. Y comprendo la total objetividad de mis deseos de ir, independientemente de que logre hacerlo o no, como le ha sucedido a muchísima gente. Es verdad que ya estoy más cerca de los 60 que de los 40, pero queda recorrido.
Por cierto: hay más monumentos a la Santísima Trinidad en estas tierras. Al menos vi uno en Budapest el otro día. Curiosamente no escuchaba las "Danzas Húngaras", sino el Concierto nº 3 para piano y orquesta de Rachmaninoff.  Si queréis escucharlo, aquí está (es largo, pero a pequeñas dosis...):



jueves, 19 de julio de 2012

Conciertos de Viena (11): En el Belvedere con Gustav Klimt

Wienn - Vienne, 19 de julio de 2012

Hace una semana que inauguraron la Antológica de Klimt en el Belvedere. Fuí a verla con dos o tres. Ahí estaba su cuadro más conocido, The Kiss. En lugar preferente. Es bueno, sin duda, como bien podéis comprobar. Luego, algunos de sus retratos. Y los paisajes... ¿impresionistas? Se oían comentarios "esperados" y comentarios reales: "pues no me gusta, ya está". No es fácil independizarse de lo que se supone que uno debe decir. Una pena, porque así se acaba en el cuento de "El traje nuevo del Emperador".
Pero volvamos a la pintura. Había menos de la que pensaba. Y había una mezcla con su hermano y otros pintores de la época. No debe ser fácil ver todas estas obras en un mismo lugar. Los austriacos estaban contentos con su pintor favorito. Y los visitantes de otros países, deseando verlo: las colas eran muy largas.
Lógicamente, hay más arte el el Museo del Belvedere. Una interesante zona de escultura de la Edad Media y buenas colecciones de pintores austriacos de los últimos 4 siglos.
A la salida esperaban los jardines, pero sin tiempo. Baste este botón de muestra, hasta otro día.

miércoles, 18 de julio de 2012

Conciertos de Viena (10): "Las Danzas Húngaras" de Brahms [versiones de Jesús López Cobos y de Charlot]

Wienn - Budapest - Vienne, 18 de julio de 2012

Budapest está al lado de Viena, como quien dice. Dos horas y un pico más o menos alto según la circulación. Todo autopista. Y es una ciudad impresionante que los húngaros no cesaban de alabar. Se quedaron cortos. Pretender describir tanta belleza es imposible. Brahms lo intentó ycompuso 21 danzas llenas de alegría, originalmente para piano a cuatro manos. Duran entre uno y cuatro minutos. Luego arregló algunas otras (números 1, 3 y 10) para orquesta. Otros compositores, en especial, Antonín Dvořák (me lo encontré en Praga en 2010, en su tumba), han orquestado las demás. La más conocida es la Danza Húngara n°5. Escuchadla:


En Budapest el Danubio es grande, muy grande. Y es más azul que en Viena. Hacer fotografías es una delicia. Cada pocos pasos, encuadres de luz y de color y de arte. Y siempre el río por medio, aunque a veces -pocas- no logra salir en la foto. Pero no se enfada: su protagonismo no es buscado, sino que "le sale natural". Simplemente está en su sitio.
El castillo de Buda, lleno de sorpresas y de encuadres inmemorables con las vistas de Pest,  siempre el Parlamento al fondo, majestuoso. Postales naturales. No pudimos entrar en él cuando llegó la hora. Lo rodeamos. Dicen que intenté colarme por otro sitio -pero no había señal de prohibición alguna- para verlo más de cerca y que salió un soldado echando sapos y culebras en húngaro. La realidad es que simplemente puso cara de pocos amigos y levantó la mano en señal de "por aquí no pasas". Uno de mis acompañantes hizo una caricatura de la situación que igual cuelgo algún día.
Os dejo con otra versión de la "Danza Húngara nº 5", esta vez interpretada por Charles Chaplin en "EL Gran Dictador". Sublime. Y con unas cuantas fotos, por eso de que una imagen vale más que mil palabras.


Y otra cosa: si vais en verano a Budapest, os recomiendo un Ice Capuccino. Es bueno, bonito (casi todos los colores del arco iris) y, al menos ese día muy barato. Quizá estaban de promoción, pero como en húngaro no se entiende nada...




lunes, 16 de julio de 2012

Conciertos de Viena (9): "Cantando bajo la lluvia" y una Sinfonía de luz

Wienn - Vienne, 16 de julio de 2012

La mañana amenazaba lluvia, y la amenaza se cumplió. Salimos bien parados los pocos locos aventureros que iban en contra de los pronósticos. Solo al final una ducha refrescante y divertida. Sin el baile de la película citada en el título de la entrada.
Hoy me he perdido adrede entre la Catedral y el Danubio. Ha sido fácil, porque a mi acompañante le encanta caminar sin mapas, dejándose llevar de las intuiciones acerca de lo que podemos encontrar, y siempre toma caminos atípicos e inesperados. Muy entretenido. Por una vez, y sin que sirva de precedente, ni importa no saber a donde vas mientras caminas, porque sabes que estás en un entorno donde hay sitios a donde quieres llegar. Es una zona donde hay bastantes iglesias monumentales. Callejear y encontrarlas. Y hacerlo en perfecto desorden no es mal plan (abstenerse cuadriculados organizados y con atisbos de enfermedad cardíaca).
Cerca del Danubio, la de St. Rupert: la más antigua de Viena. Está cerrada al culto. Rodeada de casas de la época que configuran el callejón que la rodea. Entrañable contraste. Pero hoy me quedo con la iglesia de los jesuitas, esta vez saboreada con detenimiento.  Puro barroco, previo al Gesù de Roma. Es una sinfonía de luz. Cuando la construyeron no existía la electricidad. Los arquitectos dominaban la iluminación natural (el caso más paradigmático que conozco es la Catedral de Monreale, junto a Palermo, en Sicilia). Y en esta iglesia se nota bastante. Pero lo que no podía sospechar es que el retablo también estaba así iluminado. Parecía flourescentes. Hasta que una amable señora austriaca nos dijo en perfecto inglés cual era el sistema, invisible si no se subía al presbiterio y se pegaba uno a la pared del fondo. Sencillo: ventanas ocultas. A ambos lados y arriba. El resultado, en la foto. Añado otra, sacada sin flash, a las 11 de la mañana de un día nublado y sin ninguna luz eléctrica. La facilidad atrofia el ingenio en el siglo XXI. ¿Cómo podrían ver sin luz eléctrica? Si nos lo hemos preguntado alguna vez, aquí está la respuesta: bastante bien.

domingo, 15 de julio de 2012

Conciertos de Viena (8): la música de "El tercer hombre"

Wienn - Vienne, 15 de julio de 2012


Todo el mundo ha visto la Noria de la foto. Casi todo el mundo ha visto "El tercer hombre", protagonizada por Orson Wells, Josef Cotten y Alida Valli. En blanco y negro. Una obra maestra de la historia del cine. Y su banda sonora, inolvidable. Había que escucharla en Viena. Y lo he hecho, inesperadamente. En vivo. En la calle.
Este domingo, hasta las 16:00 h. le ha tocado el turno a la "música interior": una buena sinfonía. Luego, al "Prater". A ver las escenas en vivo y en directo. Mis acompañantes se iban deteniendo con cierta ilusión en cada una de las atracciones del parque. Les dejaba hacer. No era difícil mostrar sincera admiración, sorpresa o asombro ante lo que íbamos viendo, porque era realmente sorprendente, asombroso y admirable cuando desfilaba ante nuestros ojos. Por motivos dispares, claro. Y una inmensa variedad de personas. Muchas familias con niños. No pocos niños mayores. Y un grupo significativo que, a pesar de la edad, no parecían dispuestos a abandonar la infancia. Una variedad inmensa de tatuajes en casi todos los brazos.
Pero la música de fondo persistía. "The Harry Lime Theme", de Antón Karas, que envuelve toda la película. Una música para siempre unidad a Viena, a la Noria, al Prater y a las alcantarillas (me queda ir un día por ahí; el otro día estuve a las puertas).
No resultó difícil convencerlos de que lo único que merecía la pena era subir a la Noria.Quizá me salió cara de niño pequeño que ¡por fin! tiene al alcance de la mano realizar un sueño de años. Y ellos se sintieron como padres que ceden ante un capricho razonable. En el fondo, me da igual la causa: subí a la Noria.


Descubrí que los "vagones" eran de color rojo. Y descubrí Viena desde las alturas y el Prater a vista de pájaro (como en la peli). Y mientras el resto de los pasajeros hablaba lenguas diversas, me pude sumergir en el silencio para rememorar esta escena que os dejo, mientras escuchaba la música en solitario. Se juntaron al fin Orson Wells y Josef Cotten, en la Noria del Prater y con la música de la película. Pero esta vez el protagonista era yo.
No dejéis de ver este fragmento que os dejo:

sábado, 14 de julio de 2012

Conciertos de Viena (7): la Música de la Pampa Argentina


Wienn - Vienne, 14 de julio de 2012

Parece una broma, pero no lo es. Ha sido la música de hoy. Uno de los húngaros -Mathias- celebraba su cuarenta cumpleaños. Y tiene parte de antecesores en la Pampa, así que... Encima, Messi le provoca casi éxtasis [le ha sido proporcionado un vídeo con los 300 mejores goles de Messi; y otro con las 100 mejores jugadas]. Va a tener un problema: encontrar tiempo para verlos. Tocaba fútbol. Y, como no, un buen asado.
Ha sido interesante participar en todo el festejo, fútbol incluido. Como fotógrafo del encuentro, claro [os dejo la foto que han calificado de "poético-bucólica" del partido].
Respecto a la música, no había que cantar, así que bien.
Del asado, en cambio, me encontré de repente protagonista. Carne argentina. Había visto hacer muchos, pero no había tomado la batuta en ninguno. Para ser la primera vez que dirijo este tipo de orquesta, bastante bien. Me tuve que proteger, como se ve en la foto. Quien tenga dudas de que ese soy yo, que compre una buena carne, que organice un asado para 25 personas y voy a hacerlo. Es la única manera de comprobarlo. Aunque el "mandil de experto asador" me lo tendré que dejar en Austria.

jueves, 12 de julio de 2012

Conciertos de Viena (6): un “Requiem” de Mozart inesperado

Wien –Vienne, 12 de julio de 2012

Amanece algo nublado y presagia un día poco caluroso y con buena luz. Egipto y Grecia esperan en el KN Museum. Esta vez con audioguía, porque de jeroglíficos no tengo ni idea. Aunque visualmente cada vez los entiendo mejor. A las 12,30 h. abandonaba el Museo camino a casa, porque hoy es el cumpleaños de uno de los húngaros y vamos a comer en el jardín. Lo cual supone hacerse con la logística a tiempo y que lo encuentre todo preparado a las 13,30 que es la hora -tardísimo en Austria- a la que vamos a comer.
Realmente, el British Museum tiene una magnífica colección de arte egipcio, pero la que he visto hoy no queda nada mal a su lado. La audioguía calentaba las orejas a tope. Interesante. Presentó con simpatía a este matrimonio, amigos de un Faraón cuyo nombre ya no recuerdo. También una muestra de las joyas de la época, que bien parecen de ahora.
Intentar describir lo indescriptible es tarea inútil: tendréis que venir a Viena. Los sarcófagos, un mundo de simbología sin fin. En todos ellos, la diosa de occidente -donde se pone el sol-, que acoge en sus brazos el ocaso de la vida de los mortales. Todo un mundo el del culto funerario en Egipto.

La otra mitad del tiempo se le llevó Grecia: esculturas espectaculares en su perfección, en mármol, bronce y alabastro. Y un muestrario de ánforas muy amplio en las que no se repetía ni un solo dibujo. Saturado de belleza, os dejo con el busto de un buen amigo: Aristóteles. También está por la sala el de otro antiguo habitante de Viena del que ya henos hablado: el emperador Marco Aurelio, que murió en esta ciudad, junto a otros de emperadores y personajes de la época, en un claroscuro muy conseguido con la iluminación. Finalmente, la llamada “Gemma de Augustea”. Sin comentarios, para no estropear vuestra percepción personal de semejante joya.

Y llegó la celebración. Comienzo húngaro, como no podía ser menos. Y eso significa “Páltenike”, que los de esa tierra toman para coger fuerzas. Es un dedal grande de un licor húngaro que sirve para entrar en calor, pues se toma de una sola vez. Interesante. Supongo que hacerlo dos veces seguidas puede ocasionar inicios de “desajustes” y a la tercera, dolor de cabeza. Dicen los nativos que el abuso provoca llanto incontrolado. No compensa. La tradición está muy medida. Su abuso pasa factura.
Pero lo mejor fue el postre. Nada en sí mismo desconocido: un riquísimo helado de pistacho-vainilla-chocolate-turrón-ron-con-pasas (lo pongo así porque en alemán existe la posibilidad de construir palabras juntando varias, bien en una palabra nueva o bien uniéndolas con guiones que hacen del resultado un todo inseparable. Pero estamos en Viena. El “envoltorio” del helado, de riquísimo hojaldre, fino y sabroso, tenía un diámetro de unos 60 centímetros. A modo de semiesfera, en el centro tenía un busto de Mozart, perfectamente comestible y perfectamente reconocible, a todo color. Mientras le hacía la foto que adjunto, comenzó a sonar el “Requiem” de Mozart, dirigido por Herbert von Karajan. No era improvisado, sino meticulosamente programado en nota que acompañaba al helado: “al sacar el helado, poner el nº 3 del CD”. Como es lógico, el carro del helado tenía un reproductor de CD dispuesto a cumplir su misión.
Delicioso. El helado y la música. Quien no haya oído el Requiem o haga demasiado tiempo que lo hizo, le puede parecer un poco “tétrico”. Se olvidan, unos y otros, que es el “Requiem” más alegre de cuanto existen (o, al menos, de cuantos conozco). Y puedo garantizar que es una experiencia reconfortante. Seguro que facilitó la digestión. Me parece que voy a proponer algo así cuando vuelva a Pamplona. Poco a poco: al menos, en las grandes fiestas. Y si no tengo éxito en mi propia casa, seguramente acabe proponiendo a “Comedores” una comida vienesa un fin de semana al mes, A ver qué sale.
Se me olvidaba: el nº 3 del CD era el “Dies irae”, y duró todo el postre. Os dejo el fragmento, por si queréis disfrutarlo. Me vino al recuerdo lo que escribí hace años a propósito del “teste David cum Sibilla”. Pero eso también es otro tema. Hasta otra.

miércoles, 11 de julio de 2012

Conciertos de Viena (5): la música de Mariazell


Wienn – Vienne, 11 de julio de 2012

Hoy he pasado a formar parte del millón de personas que vienen todos los años a este santuario de la Virgen. Hijos que vienen a ver a su Madre o turistas que eligen como lugar de destino un lugar tan singular. Tiene su historia. El Santuario de Mariazell está en los montes de Estiria y es el mas popular del centro de Europa (seguramente los alemanes dirían que el de Altötting). Está a unos 170 km. de Viena. Y vienen de toda Austria, Hungría, República Checa… En 2007 celebró los 850 años de su existencia.
Se va desde toda Austria y naciones del entorno. Y de la misma manera que tenemos en España el "Camino de Santiago", los caminos que conducen a Mariazell reciben el nombre de “Via Sacra”, y están llenos de ermitas y monasterios; parece que también de hostales del peregrino, aunque me parece que no del mismo estilo de los que hay en el "Camino de Santiago".
Todo tiene su historia, y la que se conserva  comienza en la noche del 21 de diciembre de 1157, cuando un monje benedictino llamado Magnus caminaba por el bosque buscando un lugar para construir un monasterio.  En su camino encontró una inmensa roca que le impedía el paso. Magnus se arrodilló a rezarle a la Virgen que lo guiara. El monje oyó un gran ruido y la roca se partió en dos, permitiéndole seguir su camino. En una rama junto a la roca Magnus dejó una pequeña estatua de madera de la Virgen. Poco después, junto con personas de la zona, construyó una pequeña capilla para la estatua.
Los húngaros fueron los primeros en peregrinar a Mariazell. Pronto siguieron peregrinos de Croatia, Eslovakia, Bohemia, Alemania y otros paises. En el siglo XIII se construye la primera iglesia a la Virgen. Y en al XIV, la Gnadenkappelle (Capilla de las Gracias), donde se venera la imagen románica, envuelta siempre en un manto (como en El Pilar, aunque no exactamente igual). Es pequeña también: 48 cm de altura. Es la patrona de Austria (“Gran Madre de Austria”, la llaman) y de Hungría. Siempre hay gente rezando,
Por otra parte, no deja de tener su gracia que, al salir del pueblo y yendo a un destino para mi desconocido hasta ese momento, nos encontremos de repente con un cartel que dice: St. Sebastián, 4,5 km. Apenas a 10 minutos en coche desde el pueblo donde está el Santuario. Al principio hasta se me ocurrió pensar en un detalle de humor de mis acompañantes austriacos, uno de los cuales hizo todo lo posible, y en tono de broma, para que los demás cayéramos en la cuenta. Pero no, es real. Y a las afueras del pueblo, un lago que no es la playa de La Concha, pero bueno, algo es algo a la hora de comer "mirando al mar". Y da para dar un paseo en barco después de comer. El paisaje -Alpes austriacos- es precioso, y lo íbamos a saborear a la vuelta. Pero cayó una tormenta de grandes proporciones que nos acompañó amablemente hasta Viena.- Otra vez será.


martes, 10 de julio de 2012

Conciertos de Viena (4): 'Intermezzo': la música interior

Wienn – Vienne, 10 de julio de 2012


Una vida que merece ser contada. Un relato que, en su sencillez, irradia fuerza y belleza por los cuatro costados. Una sinfonía que acaba por invadir hasta los más pequeños y profundos entresijos de nuestro mundo interior. “La música callada, la soledad sonora” (dice el Cántico Espiritual, de San Juan de la Cruz).
Ese lugar de encuentro sincero y veraz con uno mismo es el único en el que podemos encontrarnos realmente con los demás. Y con Dios, si llega el caso. Quien lo ha experimentado, lo sabe con certeza. Muchas y muchos lo anhelan, sin haberlo conseguido todavía. Y un número no pequeño parece no plantearse la posibilidad de algo así.
Pero ninguno queremos ser instrumentos desafinados, sea cual sea la situación personal que atravesamos. Por eso buscamos el modo de dar lo mejor de nosotros mismos. Algo que solo es posible cuando no hay temor al encuentro con lo inesperado, con lo sorprendente, con el misterio. Y el anhelo constante de una plenitud todavía no lograda marca el ritmo de la existencia, define el relato y compone la sinfonía interior que inunda de paz y alegría el mundo personal y, de rebote, el de quienes nos rodean. Todos hemos comprobado que hay personas cuya sola presencia da paz.
No es poesía. Tan solo la expresión pobre y deslavazada de lo que cualquiera desea alcanzar y que, una vez conseguido, teme perder, porque no sabe como evitar que se le escurra entre las manos ese momento de transfiguración. Hasta que descubre que se logra escribiendo el relato cada jornada, componiendo la música cada día con la audacia de quien acoge las notas sorprendentes y los sucesos inesperados, hasta encajarlos con armonía en la propia vida, camino de ser obra maestra en el acorde final de la muerte.
Personalmente, es el concierto que más me importa. Como a todos. Pero ninguno somos oyentes ni espectadores. Tan solo podemos componer en ese empeño de dar lo mejor, sin reservas. Pero solo lo disfrutan los demás. En este sentido, somos tan sordos como Beethoven. Se trata de que la música de nuestra vida sea también maravillosa. Pero él nunca oyó lo que compuso, aunque resonaba con fuerza en su interior. Es la inseguridad del fruto de lo que hacemos. Pero estas actitudes acaban por generar amores grandes que nos protegen a todos y transforman el mundo sin que los sepamos cuando somos protagonistas. Pero esta certeza tiene que ser irrenunciable.
Este intermezzo parece una digresión-resúmen de la asignatura de Antroplogía que no pocos me han tenido que aguantar. Con incrustaciones de mis convicciones personales, claro. Esas de las que nadie logra prescindir y, a la vez, seguir siendo él-mismo o ella-misma.
Pero no se trata de eso. Es más bien la explicación -mi explicación- de lo que hago en Viena estos días, con personas tan distintas. Es época de vacaciones, sin duda, pero no de turismo. Todo encaja en el panorama de los párrafos anteriores. Alimentación global, desde lo más divino a lo más humano. En un intento de dar y recibir lo mejor que tenemos. De compartir la mirada singular sobre las mismas cosas. De aprender a querer, una vez más, lo común y lo diverso, con la misma fuerza. Mañanas, para aprender de Viena, de tantas cosas que son fruto de años y de personas dando lo mejor de sí. Las tardes, un curso monográfico: "Fe y Razón en el pensamiento de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI". Y tiempo para la convivencia y ocasiones de encuentro con Dios.
Hoy, no he salido a pasear: he preferido leer. Y por cortesía (me lo regalaron antes de salir de Madrid), he comenzado y terminado un libro en esta tarde. Me ha gustado. Cuando lo haya digerido, ya os contaré. Tiene su interés y pica la curiosidad de quien, como el que suscribe, se ha dedicado unos años a la cirugía antes de que Juan Pablo II me ordenara sacerdote y se ha encontrado con "situaciones inéditas". Es la visión del Cielo de un niño muy pequeño. Pero ya volveré sobre esto otro día. Cuando escriba el “poso” que me ha dejado, leeré otras reseñas, a ver qué dicen, a ver si estoy de acuerdo.
Mañana iré al Santuario de Mariazell, la patrona de Austria.

lunes, 9 de julio de 2012

Conciertos de Viena (3): Mozart y la Symphonia nº 40

Wienn – Vienne, 9 de julio de 2012

Ayer era domingo Un buen momento para avanzar, también por la tarde, en el dominio la ciudad y cultivar la memoria fotográfica. Primero el MuseumQuartier. Paseo informativo y cruce de la calle hasta la zona del Kunst Historisches Museum. Una estatua de la emperatriz María Teresa contempla multitudes de orientales que, ese día y a estas horas, han tomado la plaza y parece que harán lo mismo con el museo.


No importa. Es grande, muy grande. Tras una visión de conjunto y de visitar los frescos de Klim incorporados al edificio, se accede a la cafetería más singular e inesperada, como se puede ver. Aprovecha la arquitectura del propio edificio, que le da un toque señorial y casi llega a disimular los inevitables muebles de la barra.
Luego, paseo tranquilo por la pinacoteca. La verdad es que habiendo paseado el Museo del Prado casi desde la infancia, todo sabe a poco.  Pero son muy buenas las salas de Caravaggio, Tiziano y Bruegel (de este último, se ve de golpe todo lo que había visto en distintos libros). Y un cuadro magistral, por lo inesperado: “El arte de la pintura”, de Vermeer (el mismo autor de “La joven de la perla”).
Al salir, lluvia. A correr hasta casi la esquina frente al Parlamento. Amainada la tormenta, unos pasos atrás y un simple cruzar la calle para entrar en los Palacios Imperiales. Toma de posición de las posibilidades de la zona y paseo por los parques, hasta llegar a una zona donde había rosaledas a centenares (no es metafórico), cada tipo de rosa con su nombre. Fotografiarlas todas era imposible, así que me dediqué a la fuente llena de patos que tenía cerca. Y con paciencia, capté la instantánea de un pato que volvió de pronto la cabeza y me miraba fijamente: os lo dejo.
Al salir del parque, el Teatro de Viena. En el lateral derecho, dos bajorrelieves: heroismus y egoismus. Basta ver las fotos y descubrir quien es quien, aunque no tuvieran el rótulo encima. Cruzando la calle, se llega a la plaza del Ayuntamiento, ahora ocupada por terrazas y por un festival de verano, de entrada libre, donde hay todo tipo de cosas. Por supuesto, también ópera. Al final, antes de volver al bus, un acercamiento a la Iglesia Votiva, en recuerdo del atentado del que se libró el emperador Francisco José.
La Sinfonía de Mozart no fue un concierto, sino un mimo, perfectamente vestido imitando al compositor. Un poco cansado de estar quieto, se bajo del pedestal (donde había puesto el nombre, para los menos avezados) y, tras saludar y pasear un rato, volvió a subirse. Y empezó a silbar con maestría el comienzo de esta sinfonía. Aunque solo sea por el ritmo y el extraordinario juego de violines, merece la pena escucharla (en estéreo).

Y vuelta a casa, hasta mañana.